{in}:Buen día Víctor, gracias por atender a la invitación de {in}finitos. A manera de presentación, quisiéramos preguntarte que es Sánchez Taffur Arquitectos.

VST: Muchas gracias por la invitación, me siento honrado de que hayan considerado que la oficina de nosotros hace algún tipo de aporte que a ustedes les interesa. Sánchez Taffur Arquitectos (STA) es una oficina que se funda en el año 2003, en Caracas. Sus inicios tienen que ver con lo que fue un taller de producción de maquetas experimentales y profesionales a lo largo de 15 años. Luego de esto cambia y se desarrolla formalmente la oficina de arquitectura. Antes se hacían proyectos, pero muy eventuales. Yo, que soy egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes Plásticas de la Universidad José María Vargas, fundo la oficina, aunque a lo largo del tiempo he contado con diferentes personas que han colaborado, gente que ha ido rotando, otras que se han quedado, que se han ido y han regresado; a grandes rasgos eso es lo que ha sido STA.

{in}: Sánchez Taffur Arquitectos es un estudio de arquitectura y diseño que ha desarrollado proyectos de distintas escalas, desde remodelación de locales, de viviendas, hasta el diseño de viviendas unifamiliares y hoteles. Entendiendo que cada encargo es una oportunidad para experimentar sus intenciones comunes, ¿en qué consiste la práctica de Sánchez Taffur Arquitectos? ¿Cuáles son las intenciones, posturas o planteamientos que definen la práctica que realizan?

VST: STA, primero que nada, es un taller de profesionalización. Así lo he visto desde el momento en que se concibió, de que se creó. Pienso que en arquitectura la autoría completa no existe, sería un poco mezquino decir que hay una autoría única en nuestros trabajos, de alguien, de alguna persona. Es un taller porque aquí han venido muchas personas, han trabajado muchos años, y se han formado en equipo. Una de las preocupaciones mías, quizás por el tema docente, es estimular a la gente para que se forme y aprenda, y no a que solamente trabaje para la oficina y cumplan con unas tareas. Yo trato de suministrarles libros, vemos cine, participamos en eventos, hacemos visitas, dicto talleres, en fin, creamos un ambiente de aprendizaje integral; y eso creo que es una de las cosas más necesarias en una oficina de arquitectura: estar vinculado a todo lo que nutre la arquitectura, no dedicarse sólo al oficio, que no lo critico, pero no es la línea de esta oficina. Hablando de lo que hacemos, aquí nos interesan temas que tienen que ver con la memoria y el tiempo, con el manejo de la sombra, con el habitar y el espacio en el trópico, con una realidad constructiva y una economía de medios acorde a nuestro contexto cultural y social. Esto siempre ha sido un taller de experimentación sobre estos temas. Un lugar de aprendizaje, como siempre digo. Aquí trabajan desde arquitectos hasta gente joven que viene a hacer pasantías y se quedan, trabajan un tiempo, aprenden y se van. Básicamente mi idea siempre es poder compartir ese conocimiento que consideramos importante, armar un grupo, hacer equipo con la gente que esté de turno. Hoy en día rotan mucho más que antes por el problema país, pero ese es un poco el espíritu de la oficina.

{in}: Al justificar la práctica de la oficina, se declara de una manera muy enfática la Docencia, el Proyecto y la Obra como tres de los pilares que construyen un discurso del trabajo que realiza la oficina ¿Es realmente posible plantear un único discurso común para estos tres pilares? y si es así ¿de qué manera intentan hacerlo?

VST: Es algo interesantísimo. Yo tenía una oficina antes de irme a vivir a España y fundé otra oficina muy distinta cuando regresé de vivir en Madrid. Allá trabajé, estudié y di clases durante unos años. Afuera me di cuenta de que en mí convivían esas tres cosas: me gustaba construir, era profesor y ejercía como arquitecto. Aquí en Venezuela la dinámica, y aunque a simple vista parecía obvio, nunca me permitió concientizarlo. Allá me pude sentar con calma y empezar a ver todas las líneas de conexión, el contexto me ayudó mucho. Entonces me dije: ¿Qué es lo que voy a hacer de ahora en adelante? Pues lo que lo que voy a hacer es: ser un profesor en la oficina y un arquitecto en universidad. Yo en la universidad, además de lo que implica la docencia del Taller de Proyectos, trato de explicar en la medida de lo posible lo que es la profesión, porque el ambiente académico ya de por sí provee muchos insumos en lo intelectual, en cuanto a conocimiento, todo eso está rondando constantemente las aulas. La parte del ejercicio profesional se escapa un poco, queda muy lejana. Por otro lado, en muchas oficinas que conocí, noté que la actividad, el día a día, se llevaba por delante todo el pensamiento y la profundidad de la arquitectura. Todas las búsquedas, la inquietud por investigar, estaban ausentes. En el momento en que yo logré ver con claridad no solo lo que hacía, y había visto, sino lo que pensaba, crucé el oficio con la academia. También, por ejemplo, me interesó ver que hacer maquetas debía ser nuestro instrumento de trabajo y no simplemente un medio de presentación. Todo eso se conectó y por eso la oficina de nosotros, hoy en día es Docencia, es Obra, y es Proyecto, es esas tres cosas a la vez. Quizá por eso la gente se siente tan cómoda viniendo a trabajar aquí, porque simplemente migran de un espacio a otro que es familia. Es ir de la universidad a otro lugar donde van a poner en práctica lo que ellos han aprendido allá. Ven que sí se puede y que no hay un doble discurso para cada lugar, como sucede en otros casos. Eso es básicamente la estrategia, si se puede llamar así, o más bien, es una manera de ver.

{in}: En la docencia, el proyecto y la obra; el modelo a escala tiene un lugar primordial. Ustedes utilizan la realización de modelos no solo como representación del resultado final del objeto arquitectónico, sino también como instancia para experimentar y diseñar el propio proyecto. ¿Cómo consideras que se condiciona la práctica de Sánchez Taffur Arquitectos a partir del uso recurrente de modelos?

VST: Sobre el tema de la maqueta hay muchísimos mitos que, además, son mitos de pasillos. Es muy curioso que al día de hoy todavía quede gente que diga: ya no se hacen maquetas porque existe el render, cuando son cosas completamente distintas. Una no es ni mejor ni peor que la otra, no tienen nada que ver, son más bien complementarias. Hay un momento donde se hace un dibujo digital en 3D o un render, y hay un momento donde se hace una maqueta de estudio. Hay un momento donde se hace una maqueta de presentación final, para mostrar, y hay momentos en que uno hace una maqueta para diseñar. Si pudieran ver ahora la cantidad de maquetas que se están haciendo en este momento, que están en proceso…así es siempre en STA. Nosotros empezamos un proyecto y hay que hacer la maqueta. Está implícita la maqueta porque es una herramienta para traducir las ideas, así de simple. En la oficina hemos llegado a los extremos de construir una maqueta en uno o dos días (una maqueta de trabajo) sin tener aún los planos. Simplemente estamos pensando el proyecto y lo vamos armando y construyendo. Eso te lo da la experiencia, quizá son muchos años ya metido en esto. Yo mismo me siento y la hago. Vengo un fin de semana, sábado y domingo, trabajo, armo la maqueta y a partir de ahí empezamos a hacer el proyecto, empieza a existir. Criticamos las ideas de arquitectura sobre esa maqueta, entre todos vamos a verla. Algunos dicen: yo cambiaría esto, yo quitaría esto, yo movería esto. Y es luego de esto que empezamos a dibujar, no es lo cotidiano que empecemos siempre por allí, pero sí lo hacemos. El modelo para nosotros es un instrumento para entender relaciones espaciales-formales, escalas, proporciones, etc. No es simplemente para admirarla al final, para verla o para presentársela a un cliente. Nuestros dibujos, por supuesto, son también un instrumento de trabajo, también los vamos diseñando para que comuniquen de manera nítida. Lo mismo pasa con las maquetas, ponemos un pedazo de material, le creamos una pieza adicional, la cambiamos, la quitamos, la ponemos. Yo creo que esos años que realizamos maquetas para oficinas importantes de maestros, lo que hicieron fue mostrarnos mucha buena arquitectura. Esos 20 años a nosotros nos enseñaron lo que son los detalles, lo que es el manejo de las escalas, lo que son los contrastes, las texturas, el uso del material. Y creo que eso se ve un poco en la arquitectura que nosotros hacemos, hay un cuidado por todo eso, que no es necesariamente un sobre diseño de la arquitectura. Trabajar con maquetas es una labor que tiene que ver con la percepción y el arquitecto debe asumirlo porque es parte del oficio. Hay gente que lo aborda mejor o peor. Hay gente que lo aborda con una mayor profundidad, pero lo que es cierto es que es fundamental. Al arquitecto le toca incluirlo definitivamente en su proceso, así lo muestran las grandes oficinas (las que hacen la mejor arquitectura), todas tienen un taller importante de maquetería. Para nosotros el modelo es fundamental en todo, desde el modelo de un asiento hasta el de conjunto para un hotel. Para todo nos apoyamos en las maquetas.

{in}: Otro tema importante es que ustedes también declaran que están interesados en los procesos, es decir, a las distintas instancias de desarrollo de una obra antes de su culminación. ¿Qué herramientas han desarrollado para registrar, representar e incluso divulgar, no la obra construida sino los procesos que la llevan a cabo?

VST: A nosotros en la oficina nos gusta mucho experimentar, nos gusta mucho probar. Yo creo que el ser docentes es muy importante cuando uno tiene clientes: para poder conversar, enseñar, poder entenderlo, saber escucharlo, poder aportarle; eso es fundamental y a la larga nos ha permitido hacer muchas cosas, de verdad no nos podemos quejar. Aquí en la oficina hacemos maquetas, producimos dibujos, hacemos otras cosas y todas esas etapas quedan registradas para que la gente las pueda ver, en videos, en fotografías, etc. Hay una herramienta importantísima que es, por ejemplo, hoy en día, Instagram. Para nosotros es fundamental y la usamos desde 2013. Las redes sociales son, como yo siempre le digo a mis alumnos: lo frívolas y banales que uno quiere que sean. Si ustedes quieren que sean un instrumento de trabajo, serán un instrumento de trabajo y muy eficiente, si quieren que sean un instrumento didáctico o de difusión serán un instrumento acertado, y ese es el caso de nosotros en STA. Ahí mostramos a la gente cómo se empieza desde un croquis hasta llegar a la obra construida, todo se puede ver en un hashtag. Pones ese hashtag con el nombre del proyecto y llegas desde lo primero hasta lo último, y así es también con la docencia. El registro y la difusión son maneras de dar a conocer y comunicar lo que uno hace. Eso para nosotros, incluso, es útil porque llega una persona nueva a trabajar en la oficina, se mete en las redes y puede ver los diferentes procesos, puede ver cómo se trabaja en la oficina. A mí, si me interesa ver cómo decidimos alguna cosa en determinado momento, me meto y reviso en nuestras redes. Básicamente es eso y los modelos en físico, también los dibujos que están impresos y que quedan en la oficina, todo está almacenado y ordenado. Esa es básicamente la manera que hemos ideado, hasta el momento, para registrar y difundir el trabajo, el proceso, para entender cómo vamos evolucionando.

{in}: Como nos has comentado, has tenido una carrera dilatada en la docencia donde efectivamente ha habido relación entre lo que sucede dentro del aula de clase con lo que sucede en la oficina. Para Sánchez Taffur Arquitectos ¿Qué particularidades les ofrece los proyectos académicos que proponen dentro de la universidad a diferencia de los proyectos que desarrollan en la oficina?

VST: Yo creo que si la universidad la ves como un lugar separado de la profesión, estás perdiendo oportunidades importantes en ambas ¿En qué sentido? la universidad es un lugar donde tu aprendes a pensar, ahí te estimulan a investigar, a buscar el conocimiento, te muestran los caminos para resolver las cosas. No te dan recetas ni soluciones, como podría suceder incluso en otras profesiones. Cuando tu estas en la oficina, si tienes una estructura de pensamiento mediamente clara y has experimentado con muchas cosas antes (en la universidad que es lugar por excelencia) posiblemente tengas un campo amplio de acción y de recursos. Por eso no estoy de acuerdo con muchos ejercicios docentes que se centran en querer profesionalizar al estudiante en el aula, en querer hacer encargos tal cual como se piden en la calle. Creo que eso no está bien, pienso que durante la formación académica uno tiene que arriesgarse, uno tiene que volar. En la calle uno tiene que tener los pies sobre la tierra, debe saber que existe un cliente, un presupuesto, y tener claro que hay unas condicionantes constructivas, urbanas, sociales, etc. El salto se puede dar a la profesión si uno tiene la cabeza bien amoblada desde el principio, desde la academia. Si tu desde la formación ya entiendes que existen diversos caminos para hacer arquitectura, sabes que eso se puede, lo manejas y tratas de llevarlo a una realidad distinta (la calle). El problema lo veo es cuando estás en la academia y simplemente te han formado para ser una simulación de un profesional, desde primer semestre, pensando únicamente desde los programas funcionales y de uso, entre otras cosas. Es decir, sin que existan temas, especulaciones, o reflexiones intelectuales de arquitectura por detrás ¿Qué pasa? cuando llegas a ejercer no has reflexionado abiertamente, solamente has aprendido a operar y resolver, no has aprendido a pensar la arquitectura, no sabes transgredir. Entonces terminas haciendo posiblemente una arquitectura correcta, digo yo correcta y ojalá fuera al menos así, una arquitectura sin sabor, muy poco audaz, que propone poco a la disciplina. Básicamente es la relación que veo entre los dos ámbitos en que yo me muevo: docencia y profesión.

{IN}: Víctor, agradecido por aceptar la invitación.