{in}: Buenas tardes Jorge, gracias por atender a la invitación de esta entrevista. A manera de presentación quisiéramos preguntarte, ¿Quién es Jorge Andrade Benítez?

JAB: Soy arquitecto de la Universidad Católica [Ecuador] y estudié una maestría de Planificación Urbana en la Universidad de Melbourne [Australia], actualmente trabajo en una oficina que se llama Procesos Urbanos con dos amigos más y doy clases en la Universidad Católica [Ecuador] sede Ibarra. 

{in}: En tu práctica independiente es recurrente el diseño tanto de edificaciones comerciales, residenciales o de equipamiento, como de proyectos para el mejoramiento del espacio urbano. Entendiendo cada proyecto realizado como una oportunidad para experimentar sobre intenciones comunes, ¿en qué consiste la práctica de Jorge Andrade Benítez? ¿Cuáles son las intenciones, posturas o planteamientos que determinan la arquitectura que realizas?

JAB: Yo creo que hay una idea que es un poco el eje en lo que usualmente hago, buscar que todas las propuestas sean apropiadas, sean adecuadas a lo que se pida, a lo que se necesita, a lo que se tiene. De la mano de lo que dije antes, está la búsqueda de que todas las decisiones que tomo a nivel de diseño, arquitectura, urbanismo y proyectos urbanos puedan responder a más de una necesidad dentro del proyecto, no hay elementos que son gratuitos o netamente por motivos estéticos; todo responde a una necesidad o al menos tienen un motivo para estar allí. Normalmente pienso bastante como esto que estoy haciendo puede duplicarse en el espacio, por ejemplo, que pueda ser útil de muchas formas como este lugar donde estamos [Torno] me parece super lindo por eso, porque pueden pasar muchas cosas aquí. Y si también los materiales, e inclusive el carácter del edificio o del sitio, puede servir de muchas formas. Usualmente pienso mucho en que pasa después, creo que a veces o no se si siempre uno reflexiona acerca de lo corto de la existencia, aunque suene extraño, de las personas quienes estamos ahora ocupando un lugar de alguna forma no vamos a estar mañana, probablemente el lugar sí. Esa apertura para que los lugares puedan ir mutando, puedan ir cambiando, puedan responder a múltiples usuarios, múltiples necesidades, que puedan inclusive algunos proyectos desaparecer, ósea, llegar y desmontarlos y que ya no existan, normalmente me hace pensar. Eso va de la mano con un hecho de aprovechar esos materiales que tenemos disponibles, usualmente trato de que el material que utilizo o los recursos que están allí sean aprovechados de la mejor manera; eso muchas veces también termina traduciéndose en unas formas arquitectónicas específicas.

{in}: Entendiendo entonces que no existe en tu práctica una recurrencia en la materialidad, espacialidad o forma de tus proyectos, ¿consideras que si la existe en la metodología con la cual las desarrollas?

JAB: Eso así. Normalmente uso una metodología obviamente aprendida y heredada de todos mis profesores y con quién trabajé antes y con ciertas cosas que me he ido encontrando yo. La primera cosa que busco es entender bien la problemática del lugar y del proyecto, no empiezo a diseñar hasta un poco avanzado el proceso entonces está siempre esta idea de entender el sitio, de buscar las potencialidades y los problemas del sitio. Luego entender al cliente, eso es una bien difícil, como ya sabrás el cliente no siempre o casi nunca sabe lo que quiere, cree que quiere una cosa pero en el fondo hay muchas cosas allí detrás, entonces descubrir eso es bien importante. Conversar, entender, comprender, ver también como es esta persona porque muchas veces la intención está detrás de lo que te dice y conversando sale eso y se plantea, la mayoría de veces camina así. De allí también ver lo otro, lo que está disponible a nivel de tecnología, de materiales, de recursos, mano de obra. Entender esto que se junta con lo que dije antes, la necesidad de que las intervenciones sean de alguna forma óptimas en lo que usan y en lo que brindan también. Por allí va la metodología, en todos los casos trato de entender eso, claro siempre hay varios planteamientos donde hay prueba y error. Lo que me he dado cuenta es que mientras más empeño le pongo a la primera parte, a la parte de entender la situación, menos complejo es el proceso que viene después, hay más facilidad en que las cosas salgan más natural y fluidamente si es que de inicio se entienden bien las cosas. Lo del diseño en sí todavía no sé cómo hacerlo, soy sincero, cada vez una nueva cosa. Hace no mucho leía un libro que se llama “101 cosas que aprendí en la Escuela de Arquitectura” y allí hablaban de esto de la incertidumbre y abrazar la incertidumbre en arquitectura; básicamente lo que decía es que cuando estás creando algo no sabes como va a terminar, entonces siempre vas a estar en este territorio de la incertidumbre. Esto es básicamente lo que me pasa siempre, siempre hay un período en que no sé qué va a pasar y hay una cuestión de mucho trabajo para que termine habiendo una respuesta adecuada. Al final, en la manera en que yo veo las cosas, una respuesta adecuada es aquella que responde todas estas preguntas. Un proyecto de arquitectura es eso, múltiples preguntas donde cada una tiene su independencia; y una respuesta buena es la que responde a todas esas preguntas, es una respuesta única, pero sin embargo es múltiple. Encontrar esas respuestas es lo más complicado, yo creo, en el proceso y es usualmente lo que a mí me lleva más tiempo, más necesidad de dedicarme al proyecto. Suelo decir esto de que la mejor respuesta suele ser la más simple pero casi nunca es la más obvia, entonces encontrar esa respuesta simple, que es una respuesta para todas estas múltiples preguntas, es lo que busco cuando hago un proyecto.

{in}: En el caso de tu práctica, ¿Cómo abordas la investigación?

JAB: Para mí lo interesante en esto es entender el beneficio o la función social que pueden tener estos trabajos [aparece Menga, la mascota de Rama Estudio]. Obviamente en el mundo necesitamos gente haga de todo, pero lo que yo siento es que mi rol es importante y necesario, es en esto de buscar que alternativas nos vamos encontrando para lugares en los que podamos vivir mejor, para ciudades más justas, más sostenibles, más equitativas, y el mundo de posibilidades que eso significa. Al momento estoy con temas de espacio público y probablemente eso va a seguir evolucionando en otras cosas, cada vez me llama más la atención la parte de paisajismo, de naturaleza, de ambiente, un poco me estoy encaminando hacia ese lado también. Entender otra vez que es más o menos el mismo proceso, entender la problemática de fondo y empezar a dar acciones que respondan a eso. Por ejemplo, en la investigación que estoy haciendo hace no mucho [2018] los primeros trabajos fueron más del lado hacia legislación urbana, para mí algo novísimo eso, pero creímos que era necesario como un primer paso para poder después dar otros más firmes y al final terminó siendo muy útil, no solo para nosotros en nuestra práctica, inclusive a nivel académico, sino a nivel de política pública, a nivel de Ecuador. Estamos ahora colaborando con otras entidades para que esto pueda ser útil a nivel nacional. Entonces me gusta mucho encontrar esas preguntas adecuadas, investigaciones y propuestas valiosas y significativas.

{in}: Algo recurrente que hemos visto no solo en tus obras sino en la arquitectura reciente en Ecuador es la preocupación por el detalle constructivo, por darle un sentido a la colocación de los materiales, optimizar, bajar los costos. En tu práctica, ¿Cómo asumes justamente el desarrollo de conocimiento empírico asociado a lo constructivo? 

JAB: Yo creo que aquí tenemos una condición que a la vez es una desventaja y a la vez es una ventaja, es el hecho de que no todo está hecho o poco está hecho. Tal vez esto es común en Latinoamérica, pero yo creo que es aún más fuerte en Ecuador en donde, por ejemplo, no todos los materiales que quisiéramos están disponibles o no todas las técnicas constructivas están muy desarrolladas, y a su vez no todos los detalles están resueltos, más aún cuando estás utilizando el material de formas no del todo convencionales. Entonces claro, de inicio tienes esa propuesta y esa idea, pero después lo que se necesita para que eso realmente se lleve a cabo es el resolver ese detalle. Creo que a través de eso hay un aprendizaje bien valioso, que más que nada te da el estar en obra: poder inclusive hacer tú mismo ciertas cosas. Yo creo que para la generación de arquitectos en la que yo estoy metido ha sido siempre muy importante esto y hemos estado siempre muy cercanos a cómo resolver las cosas, a hacer nosotros mismos, a encontrarle un nuevo uso a algo que tal vez antes no lo tenía, además de hacerlo con lo que tenemos disponible. Una cosa que tenemos disponible y es muy buena es mano de obra, además muy ingeniosa diría yo, muy recursiva, entonces la parte del detalle pasa por esa necesidad y también por esa exploración que a la final es lo que necesitamos para lograr lo que estamos planteando y además poder optimizar cosas, super necesario y super valiosa y no se aprende hasta que se está en obra.

{in}: Al revisar la difusión de las obras que has realizado, me llama la atención que por lo general presentas fotografías o planimetrías de las obras totalmente construidas. Eso nos hace pensar en dos cosas: ¿Qué papel juega la etapa de proyecto dentro de tu práctica? y, ¿hay algún aporte teórico o investigativo que desarrolles a partir de las obras?

JAB: El aporte de eso es el aprendizaje. Creo que a la mayoría nos pasa mucho que hay obras que se diseñan -y que se pagan inclusive para que se diseñen- pero que no llegan a un fin construido, pero que de todos modos son muy valiosas en el sentido del aprendizaje que dejan. Después, ya la parte de teorización a partir de las obras yo creo, que en mi caso al menos, es posterior. Hasta ahora sigo pensando ciertas cosas de ciertos proyectos y creo que más bien es mi caso es una cuestión posterior que informa estas ideas que puedo ir teniendo en algún otro momento.

{in}: Como mencionaste antes, además de la realización de proyectos eres docente universitario. Entendemos que la docencia es una plataforma más donde se puede desarrollar arquitectura. Lo que quisiéramos preguntarte a partir de tu experiencia docente, del trabajo que has realizado en las universidades, ¿Qué oportunidades crees que ofrecen los trabajos académicos que no son capaces los proyectos profesionales? ¿Qué tiene de particular lo que puedes hacer en la universidad que no te puede dar el trabajo del cliente que te contrata?

JAB: Yo creo que la experiencia académica para mí ha sido super enriquecedora. Siempre me llamó la atención, pero no tuve la disponibilidad, no hubo el tiempo, y ahora que estoy involucrado con eso ha sido bien satisfactorio. El aporte está allí, en la exploración de ideas, alternativas, proyectos, posturas. Creo además que hay una retroalimentación interesante en la académica, hay mucha gente dando feedbacks de lo que estoy haciendo, lo que hace estar involucrado en ese entorno. De ahí también la libertad para plantear, para buscar respuestas que, al final, lo más probable no lleguen a ser una obra, pero ayudan a desarrollar posturas. Un poco tal vez lo no me gusta y lo que critico yo de la parte académica es que estamos formando a los estudiantes enfocados en un ámbito de diseño “puro”, usualmente ligado a esto a revisar solo obras publicadas en revista o ganadoras de los premios y cosas así. Esto lo quita validez a las otras cosas que se hacen que también son importantes y que en realidad la mayoría de los arquitectos terminamos involucrados. Por ejemplo, yo trabajo mucho en la parte académica en cuestiones de gestión, evidenciando que detrás de la figura del arquitecto proyectista hay muchísimo trabajo que es un montón de gente que en realidad logran que el proyecto sea posible. En nuestras realidades, yo creo que enseñar estas otras cosas a quienes están ahí es super importante, yo creo que es lo que yo trato ahora de inculcar a quienes les enseño.